El dirigente de la Asociación de Empresarios de Comercio de Maderas, Tableros, Chapas y Molduras de Madrid analiza el presente y futuro de la organización, en un escenario sombrío en el que la crisis de prolonga y las reglas del juego han cambiado.
FUENTE: Boletín Madera Sostenible - Por Juanma Miranda

Componen ACOMAT pequeñas, medianas y grandes empresas de Madrid y su entorno, proveedoras de madera y productos derivados a las industrias de carpintería y mueble.

¿Cómo ha afectado y está afectando la crisis económica al colectivo empresarial que Vd. preside?

Quienes se dirigían de forma total o prioritaria al segmento de la construcción, son los que han sufrido la crisis de una forma más drástica.Las empresas que seguimos abriendo todos los días hemos visto reducido nuestro negocio en los últimos siete años; en términos de ventas, facturación y empleo, en torno a un 50% de media. La mayoría somos la sombra de lo que fuimos; hemos derivado hacia micropymes que trabajan el doble para obtener la mitad. En muchos casos se han puesto todos los recursos patrimoniales de la empresa sobre la mesa, avalados incluso con el patrimonio personal, para ver reducidos severamente los ingresos netos. A esto lo llamo yo un recorte de verdad...Pero lo verdaderamente importante ahora es que las empresas no cierren.

¿Por qué piensa Vd. que en un escenario tan adverso no convendría echar el cierre?

Aunque la situación sea muy preocupante, nunca debe de ser desmoralizante. Quien pierde el dinero, pierde poco. Si pierdes la salud, pierdes mucho. Pero si se pierde el valor, lo pierdes todo.
Así, en este momento no hay que tener miedo. Evidentemente, las reglas del juego han cambiado, pero la única manera de salir adelante es apretando los puños, rechinando los dientes y trabajando más.
Las empresas más pequeñas somos como ese pequeño corcho que, haya más o menos oleaje, nos mantenemos a flote. Nunca seremos el "Queen Mary", pero tampoco el "Titanic".
Nuestra capacidad de mimetizarnos con el entorno y de resistir los embates de la crisis es mayor que la de las grandes empresas.

¿Cómo ha evolucionado el almacenista madrileño de madera, chapa y tablero?

Hasta hace pocos años, para muchas empresas su único factor de competitividad radicaba en tener un nicho de mercado basado en hacer una intermediación entre el sector de producción y el sector de consumo. Con este planteamiento, el recorrido era muy corto.
El almacenista medio de Madrid ha vivido una metamorfosis enorme; incorporando una serie de servicios adicionales que han servido para dotar de un valor añadido a nuestra labor profesional. Asimismo, cada empresa ha apostado por un camino; ya sea la especialización, la personalización del producto para un determinado cliente o la transformación de las materias primas, para dotarlas de valor.
Ser un mero distribuidor, aunque distribuir es muy respetable y lleva inherente un valor añadido, es del todo insuficiente.
El almacenista de maderas, en sus inicios, tenía la misión de hacer acopio de madera maciza recién cortada, oreando y secando. Espontáneamente, se convirtió en el regulador del suministro de tablero contrachapado a una incipiente industria de mueble y carpintería.
Con la irrupción del tablero aglomerado, y más tarde los productos de madera elaborada, clasificada y seca para la construcción, no cabía otra opción que reinventarse. Por el mero hecho de detentar una licencia fiscal de almacenista, no tienes derecho vitalicio al respeto de los clientes. Además, los fabricantes en general han remado en una misma dirección frente a su proveedor; cosa que no hemos logrado nunca hacer nosotros.

¿Cómo es el día a día en una empresa tipo de ACOMAT?

Muchas veces el cuerpo te pide seguir pensando y tomando decisiones de empresario, pero te ves abocado a tomar decisiones de tendero, con todo el respeto del mundo hacia los tenderos. Basta con observarse a uno mismo en su quehacer diario.
Y es que los árboles no nos permiten ver el bosque: debemos gestionar lo inmediato. Cada vez menos actos a lo largo del día responden a decisiones de política empresarial. Ahora todo es urgente e importante, y apenas queda espacio para la planificación.

Por ser Madrid, por ser Madera y por ser Microempresas, ¿qué peculiaridades distinguen a los socios de ACOMAT?

Desde el punto de vista asociativo, ya es peculiar agrupar empresas de distribución, y de ámbito territorial. Yo sólo conozco nuestro caso, y el de nuestra Asociación hermana, en Barcelona.
Ahora que muchas empresas hemos implementado una serie de funciones más allá de la distribución, y nos hemos convertido en industrias auxiliares de una pre transformación, el espectro representativo de la Asociación es mayor y más complejo.
Yo diría que nuestro actual denominador común es la subcontratación de servicios. Y un objetivo de ACOMAT viene a ser defender y repercutir ese valor añadido de cara al cliente. Porque estamos logrando para él una amortización de costes importante.
En resumen, somos empresas de distribución que hemos implementado nuevos servicios para hacer más atractiva, si cabe, nuestra oferta comercial.

¿Cómo será el futuro del almacenista madrileño de maderas, tableros y chapa?

Existiremos mientras tengamos un mercado y podamos vivir de un margen comercial, fruto de nuestras ventas.
Tal vez históricamente tuvimos márgenes muy grandes, pero hemos ido hacia el polo opuesto. En estos últimos años de crisis, se está intermediando con márgenes preocupantes.
Quien pretende optar a tener un gran volumen de facturación, se tiene que ceñir a una línea de precios y márgenes comerciales muy limitada (porque más allá va a mercados aún más atomizados). Es posible ganar en rentabilidad, pero no creces.
Si para facturar mucho hay que resignarse a manejar poco margen, y nos coge una recesión como la actual, al final facturas poco, con poco margen. Ya nos faltan dos o tres patas de la mesa...Haces equilibrios, o te caes.

¿Serán finalmente los almacenes madrileños la industria auxiliar de las fábricas de su entorno?

Los fabricantes de muebles o elementos de carpintería que consumen mucho tablero o madera ya no desean ser clientes de un almacenista. Muchos compran directamente al fabricante de tablero o madera. Incluso extranjeros.
Nuestra salida está en el detallismo (venta de pequeños lotes a autónomos y pymes), o bien en prepararnos para realizar una parte de la transformación de las materias primas que antes nos compraban. Esto es, para ser industria auxiliar.
Todos y cada uno de los socios de ACOMAT hemos virado o estamos virando para eludir a la nueva competencia, y para seguir siendo útiles a nuestros clientes.

¿Cuál es el perfil del cliente tipo de un miembro de ACOMAT?

El retrato robot de nuestro consumidor en Madrid ha cambiado. Hace cuarenta años existían aquí tres mil talleres de ebanistería y carpintería y fábricas de muebles. ¿Cuántos quedan? ¿La décima parte? ...
Tampoco entonces había "Ikeas" o grandes superficies de venta abiertas al público final. Había muchísima cualificación profesional, ¡y la madera era sinónimo de decoración!
Hoy día la madera avanza en campos insospechados, como la construcción: estructuras, revestimientos exteriores, viviendas completas...

¿Representa el bricolaje un problema o un balón de oxígeno para el sector?

Para ofrecer bricolaje hay que estar muy especializado. Per se, se ha tecnificado muchísimo. En general, todos hemos ofrecido productos de madera para el particular desde hace treinta años. Pero implementar una sección de bricolaje, estructuralmente, significa entrar en otro mundo; con proveedores, productos, precios y clientes distintos. Numerosos Asociados lo han hecho, y a bastantes les ha ido bien.
De cara al futuro, es una salida para aquellos comercios de proximidad, con clientes consumidores de productos y servicios relacionados con la madera, que no tienen una finalidad profesional. Al fin y al cabo, las empresas comerciales observamos la demanda que tenemos, seleccionamos producto y tratamos de acompañar fielmente a los gustos del cliente.

¿Se utiliza Internet como herramienta para vender más y mejor, en general?

No se está utilizando todavía, ni lo suficiente ni de la manera como se debiera. La mayoría de las webs son meras páginas presenciales, pero queda por dar el paso, que ya se ha dado en otros sectores, de convertir Internet en una verdadera herramienta de mercado.
Complica dar dicho paso, porque el mundo de la madera es muy complejo y heterogéneo. Cuesta mucho trasladar nuestros negocios a una tienda virtual.

¿Cómo han reaccionado los socios de ACOMAT ante la entrada en vigor del reglamento europeo de la madera EUTR?

Para bien o para mal, España está integrada en la Unión Europea. Las normas y las reglas que se cuecen y se paren en Bruselas son de obligado cumplimiento.La actividad industrial, transformadora y comercial de la madera se ha desarrollado muchísimo. Y es lógico que esto vaya acompañado de un mayor rigor administrativo y de control. Por otra parte, considero muy bueno que estemos profundizando en la concienciación de que hay que preservar y conservar los recursos naturales.

¿Han venido a complicar el futuro la subida del IVA y los cambios en la forma de recaudarlo?

La fiscalidad en España es alta. Y el IVA subirá todavía más. También han subido en enero las cotizaciones sociales que pagamos los empresarios (porque han sido suprimidas todas las bonificaciones que existían).
Son las reglas del juego. Es cierto que antes daba gusto trabajar, porque las empresas ganaban dinero y podían crecer y hacer muchas cosas. Hoy el Estado, sin trabajar, se lleva más que la propia Empresa.
Son muchos hándicaps y corsés, y cada día se está complicando más llevar adelante una empresa, pero insisto en que no debemos bajar los brazos, a pesar de todo.

¿Cuál ha sido la reacción de ACOMAT ante el Convenio Nacional de la Madera?

El Convenio Nacional responde a un ejercicio de pragmatismo.
Es conocido que hay federaciones y asociaciones en Confemadera que lo han impugnado. Pienso que, sobre todo, debido al sistema de negociación empleado. Pero a raíz de este convenio han aflorado numerosos convenios provinciales, que son la traslación del nacional. En cualquier caso, hay que acatar los acuerdos alcanzados en un órgano colegiado tras una votación, aunque pueda haber discrepancias. Por otro lado, el momento es difícil, y lo deseable habría sido mostrar mayor flexibilidad, por todas las partes. En un escenario muy sombrío, no hay más remedio que pensar de términos de competitividad.

¿Qué acciones recientes llevadas a cabo por ACOMAT destacaría Vd.?

En coordinación con la Comunidad de Madrid, venimos trabajando en los últimos años en la elaboración del Plan Director de Prevención de Riesgos Laborales. Proponemos y desarrollamos acciones relativas a la prevención de riesgos sectoriales, así como planes formativos de manejo de carretillas elevadoras, seguridad vial, ergonomía, etc. Asimismo, abrimos nuestras empresas para que los estudiantes de F.P. puedan llevar a cabo en las mismas su formación práctica.
Por otra parte, hemos abierto perfiles tanto en Facebook como en Twitter puesto que, aunque aún no está demostrada la efectividad real de las redes sociales en todos los sectores y en todas las actividades, en este momento parece imprescindible la presencia digital. Usamos dichas herramientas tanto para promocionar el sector de la madera en general como para dar difusión a las empresas asociadas a Acomat.

¿Está garantizado el futuro de ACOMAT?

Existe un núcleo duro de empresas, que seguimos apostando por el asociacionismo como fórmula para tratar de resolver problemas comunes. No cabe duda que también nos hemos visto obligados a ir adaptando la Asociación a los nuevos tiempos que corren.
Hoy estamos integrados en la estructura de Confemadera Hábitat, de una manera funcional, práctica y efectiva. Nunca hemos estado en disposición de proporcionar tantos servicios y tanta información técnica a nuestros Asociados, como hacemos ahora.

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